El consumo de tabaco es uno de los principales problemas de salud pública a nivel mundial, pues es la primera causa de muerte evitable en el mundo. Solamente en España produce 55 mil muertes cada año y a nivel mundial se calcula que en 2030 sean ocho millones los que pierdan la vida por fumar cada año.
Aún así, y pese a las campañas de prevención, los jóvenes siguen empezando a fumar y, según el Grupo Español de Cáncer de Pulmón, un 30% de los jóvenes españoles lo hace habitualmente, y casi un 10% de los adolescentes entre 14 y 18 años lo hace a diario, un 30% de manera ocasional.
Más joven, más riesgos
Iniciarse desde tan jóvenes en este hábito conlleva, conlleva riesgos añadidos, por eso eso es tan importante quie los jóvenes no empiecen a fumar.
Cómo evitar que los adolescentes empiecen a fumar
Es necesario advertirles de los peligros del tabaco desde mucho antes. ¿Cómo podemos advertirles?
Dar ejemplo: Si desde niño ha visto fumar en casa, lo aceptará como algo normal. Háblale de lo mal que te sientes por hacerlo, tanto física como emocionalmente.
Facilita que practique algún deporte desde niño.
Háblale de las consecuencias para la salud: Desde los cinco o seis años ya son capaces de comprenderlo. Sé insistente, repetir un mensaje (sin regañar) es la mejor forma de que se selle a fuego en su cerebro.
Háblale de las consecuencias para su aspecto físico: Si le recuerdas que fumar dañará su piel y su pelo, le hará tener más acné, peor aliento y hará que huela peor, reducirán sus ganas de fumar.
Háblale de lo que cuesta.
No permitas que nadie fume en casa.
Dale herramientas para que aprende a decir no.
Ponte en su lugar.
Pregúntale y escúchale.
Pasa tiempo con él.
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