SALUD MENTAL ESPAÑA lanza la campaña DerechoANuestrosDerechos
SALUD MENTAL ESPAÑA lanza la campaña #DerechoANuestrosDerechos con una serie de vídeos en los que personas con problemas de salud mental explican las medidas coercitivas que han sufrido en el ámbito sanitario y sus consecuencias.
Con motivo del Día de los Derechos Humanos, que se celebra 10 de diciembre, SALUD MENTAL ESPAÑA lanza, como cada año, la campaña #DerechoANuestrosDerechos.
Su objetivo es dar a conocer la realidad que viven las personas con problemas de salud mental que son atendidas en el ámbito sanitario y que, todos los días, sufren vulneraciones de derechos tales como contenciones físicas y químicas, aislamiento o falta de información acerca de su tratamiento y de las opciones terapéuticas.
La campaña, que cuenta con la financiación del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, consta de cinco vídeos en los que se recogen testimonios en primera persona que relatan las vulneraciones sufridas por las tres personas participantes.
Dichos relatos fueron compartidos en el marco de la presentación del informe 'Tratamientos e ingresos involuntarios en salud mental', elaborado por la Confederación junto con el Instituto de Derechos Humanos Gregorio Peces-Barba de la Universidad Carlos III de Madrid.
"Entramos para curarnos y salimos con un trauma mayor. Eso no se puede permitir", denuncia en uno de los vídeos Mercè Torrentallé, presidenta de la Federació Salut Mental Catalunya. Torrentallé explica en detalle las vulneraciones que ha sufrido en sus ingresos hospitalarios: "Acostumbras a estar aislada, contenida de pies y manos y con contención química y física. Eso significa que las contenciones químicas te laxan, y estás en la cama con pañales, laxada, y si eres mujer, muchas veces te viene la menstruación. Y en estas condiciones, no puedes pedir ayuda porque, si estás atada de pies y manos, no puedes coger el timbre. Imaginaos si eso no es un acto de tortura".
Contxi García de Marina, socia de la Associació Salut Mental Pallars, explica que, a pesar de haber pasado quince años desde su última contención, en ocasiones el suceso viene a su memoria y lo revive. "Estaba fumando y a la vez estaba haciendo crucigramas, y me puse nerviosa porque no me salía y tiré la revista al suelo, y estaba presente un enfermero. Sale de la sala y al poco rato vienen tres más, tres armarios, tres gorilas, me cogen, me arrastran y me meten en una habitación y me empezaron a atar", cuenta García de Marina, que en aquella ocasión pasó dos días atada a la cama. "Ya me dirás dónde está la violencia, dónde está la agresividad. Yo no la veo por ningún lado", lamenta. Además, denuncia que el argumento que suele emplearse para realizar una contención mecánica (que la persona es un peligro para sí misma o para los demás), no se cumplió en su caso. "Me ataron, me contuvieron por chorradas", denuncia.
Por su parte, Francisco Rubio Chuan, vocal de la Junta Directiva de la Federació Salut Mental Catalunya y representante del Comité Pro Salud Mental En Primera Persona de la Confederación, asegura que las prácticas coercitivas "no son incidencias, es práctica habitual en todo el territorio español. Nos tendríamos que preguntar por qué esa práctica habitual es así".
Precisamente, estas vivencias fueron las que impulsaron a Rubio a luchar por que se cumplan los derechos humanos en salud mental: "Sé lo que he sufrido yo. Sé por qué me hice activista en salud mental y empecé a dar la cara sin miedo y sin miedo a las represalias, porque en mi territorio sigue siendo el mismo proveedor de servicios sanitarios el que hace esas prácticas y, si tengo que recurrir a ellos, evidentemente igual no soy muy bien tratado. Pero creo que tenemos que hacerlo por un bien general de la sociedad".
García de Marina pone el foco en la sobremedicación durante los ingresos. "Tienes la primera vista con tu psiquiatra y, de golpe y porrazo, te hincha a pastillas. A lo mejor tomabas antes tres o cuatro y a mí me han llegado a poner hasta diecisiete pastillas en cosa de dos o tres días. Y para mí, ¿sabes qué significa eso? Que los pacientes, con tanta sobremedicación, vayamos zombis perdidos, súper sedados, yendo por los pasillos arrastrando los pies", asegura. García se pregunta el porqué de esta práctica: "Para mí, no sé si estoy en lo cierto, es para no causarles problemas, como si fuéramos unos corderitos".
Reivindicaciones de SALUD MENTAL ESPAÑA
Es habitual que, en los ingresos involuntarios e incluso voluntarios, las personas no tengan apenas información o capacidad de decisión sobre su tratamiento ni sobre sus opciones terapéuticas. "Tú no sabes quién ha ordenado que te aten, cuando tendría que ser por una causa judicial, que lo ordenara un juez. Pero no te avisan si tienes derechos. Simplemente, llegas a un hospital, te cogen, te atan… y muchas veces, la familia tiene problemas porque no sabe qué tratamiento o qué contención están llevando a su familiar", explica Mercè Torrentallé.
Francisco Rubio Chuan relata la invisibilidad a la que la persona se ve sometida durante los ingresos: "Me di cuenta de una cosa: que yo era un mero objeto y el que estaba hablando era el médico con mi hermana mayor, en este caso. Y yo estaba allí pero poco más. Quinto o sexto día, sin comunicación y sin móvil".
Ante estas vulneraciones de derechos, la presidenta de Salut Mental Catalunya propone la implementación del documento de voluntades anticipadas. "Si hubiera pactado el tratamiento, yo he hablado con muchos profesionales de urgencias que lo agradecerían. ¿Por qué? Porque cuando la persona está en brote, llega al hospital, nadie conoce sus necesidades y nadie conoce sus voluntades. Entonces, se generaliza".
Además, SALUD MENTAL ESPAÑA reivindica los siguientes cambios en la atención sanitaria, con el objetivo de que se cumplan los derechos humanos, en cumplimiento con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad:
- Frente a la coerción y contenciones físicas, mecánicas y químicas en centros sanitarios, la Confederación reclama tender a 'contenciones cero', una atención personalizada e individualizada, y la formación de las y los profesionales.
- Frente a la reclusión, el aislamiento y la falta de privacidad que se da en los ingresos involuntarios, la Confederación reclama un ambiente terapéutico y tranquilizador que promueva relaciones de confianza, limitar el uso de cámaras de vigilancia, eliminar las restricciones punitivas, facilitar la comunicación con seres queridos y posibilitar la higiene íntima.
- Frente a la medicación forzosa y sobremedicación, la Confederación reclama la humanización de los tratamientos, empatía y escucha activa, así como planes individualizados de atención y apoyo domiciliario y la participación de las personas en su propio tratamiento.
- Frente a la falta de información y de participación en la toma de decisiones, la Confederación reclama diseñar sistemas de apoyos individualizados, e informar y fomentar la participación de las personas en la toma de decisiones.