Soy un adulto y tengo TDAH

09.02.2023

Raúl López Moreno es de Madrid y vive en Alcalá de Henares, tiene 44 años y tiene TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). 
Llega quince minutos tarde. "Esto es un triunfo. Puedo llegar horas tarde. Me tienen que querer mucho porque ojo, pitojo", dice riéndose. "Para mí el tiempo es un concepto diferente, no tiene nada que ver. Puedo perder un autobús porque en la parada me he puesto a hablar con una señora. Hoy me he parado a comprar tabaco antes de venir y lo hago sin mirar el reloj. Si veo que no tengo tabaco, en vez de comprarlo después de llegar aquí, lo compro inmediatamente, cuando me ha venido el estímulo de no tengo tabaco. Esto de la gestión del tiempo es algo que cuesta mucho que la gente entienda".


TDAH: adiós al libre albedrío

"El TDAH es un trastorno que complica mucho la vida diaria. Es no poder hacer lo que quieres, que es lo que llaman función ejecutiva. He perdido libre albedrío y es muy grave. Tú eres consciente: quiero hacer esto y no lo he hecho. Te afecta a tu vida personal, social, laboral y tienes muchísimos problemas. Lo siento por dentro como que no tengo el control cien por cien de mi propio cerebro".

"Para mí el déficit de atención es erróneo, yo lo que tengo es exceso de atención. De lo que tengo déficit es de tiempo, no tengo tiempo para atender a todos los estímulos que recibo porque atiendo a todo. La H es falsa, no tiene nada que ver con la hiperactividad. Tengo incapacidad para controlar mi cuerpo, ahora contigo me voy hacia delante y hacia atrás, pero llamarlo hiperactividad me parece muy cutre, se me acerca más un concepto que oí una vez que era incontinencia motriz".

"A nivel familiar tengo un apoyo descomunal, hay mucha gente TDAH que está sola porque esto es muy castrante, pero sin apoyos es muy difícil tener una calidad de vida decente. Ahora vivo con mi familia y cuando ven que entro en una racha constante de hábitos saludables me dejan que me vaya a vivir solo. Sientes que no eres independiente al cien por cien, tu independencia tiene fronteras y eso es muy duro de aceptar pero no tienes más remedio que aceptarlo. Cuesta mucho que tu familia decida por ti, pero se agradece y a la vez la relación es complicada porque sin querer los atacas, los culpas. Y cuando pasa eso sacas el látigo y a castigarte. Con este trastorno sacas mucho el látigo", dice riéndose. "No estaría aquí contigo si hace seis o siete años no me hubiera ido a vivir con ellos, ahora estaría debajo de un puente... Parece que pronto me independizaré porque llevo seis meses manteniendo el trabajo".

Raúl es pura energía, tiene los ojos más vivos que he visto nunca.

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